martes, 22 de enero de 2013

MI HIJA




Fue la gran deseada tanto por nosotros como para familia y amigos. Uno de los motivos de que esto fuera así, es que seis años antes  había tenido otra niña, tuve muchas complicaciones en el parto corríamos peligro las dos, pero fue ella la que se fue y a mí también me hubiese podido tocar. Casi ya teníamos el ánimo hecho de que me habían hecho cualquier trapería y no volvería a tener más.
Las cosas no sabemos de que forma suceden y fue fallecer el padre de mi marido y al poco tiempo esperaba a mi niña, me daba igual una cosa que otra  (aunque en el fondo para ser sincera, si quería que fuera niña), pero ante todo que estuviera bien y que todo saliera sin complicaciones.
No fue un embarazo muy bueno ya que era inquieta ya antes de nacer y cuando pensábamos que más o menos todo iba bien, estando ya de siete meses, mi marido tuvo un accidente, ella dio un vuelco y ya no hubo manera de que se colocara, así que en su momento pero con prisas una cesárea que me tocó. Lo dí todo por bien empleado ya que nació una niña preciosa pues pesaba cuatro doscientos (vamos medio criada que se suele decir), con un pelo largo y negro como el azabache, un verdadero regalo que la vida nos daba.
Hasta los dos años fue más o menos bastante tranquila (aunque cierto es que nos cambia la vida por completo), se adaptó perfectamente a las comidas y en ese especto me dió poca guerra. A partir de los dos años comenzó a levantarse a la misma hora que yo (las siete de la mañana) y no me daba una cabezada en ningún momento del día (solo en muy pocas ocasiones), por las noches antes me dormía yo a su lado cansada de contarle cuentos y hacer todo aquello que se me ocurría para ver si se dormía, ella caía pero ahí no quedaba todo, cada hora del reloj me llamaba, hasta los cinco años siguió la misma tónica y la mamá para todo, no me la podía dejar con nadie, ni con su padre sin que se quedara llorando como una descosida. Esto me creó un poco de angustia, teniéndola tan pegada a mí no podía evitar en mas de una ocasión pensar si me ocurría algo a mi en que situación iban a quedar ellos dos.
Fué más adelantada en hablar que en caminar, antes andaba con el triciclo (que veis en la foto) que soltarse andando, entonces tenía un año.
La chichonera (algunos ni las habréis visto ya que han quedado en desuso), la encontré por casualidad en una cestería en Barcelona, no me pensé para nada el comprarla ya que en todas las esquinas de los muebles tropezaba y era una manera de evitárselo, no me protestó para nada e iba más chula que un ocho. Me dió muchos sustos como todos los niños (aunque unos mas que otros), no era traviesa en hacer maldades, pero si inquieta y muy receptiva a hacer preguntas y querer saber. Fuí su primera maestra para muchas cosas y me da mucha pena que ahora se le dé mas valor a las cosas materiales y se deje  la crianza de los niños en manos de terceras personas, aunque entiendo que en muchas ocasiones es necesario el sueldo de los dos padres.
Sus primeros años fueron especiales para mí, me lo pasaba genial con ella y me encantaba enseñarle cosas, ver con la atención con la que me  escuchaba al contarle cuentos, dibujarle cosas etc. Me llenaba un montón a pesar de todo el trabajo que suponía prestarle casi toda mi atención a lo largo del día.
Hasta los tres años no decidimos llevarla a la guardería, solo eran unas horas, lo hice mas que nada para que se adaptara a estar con otros niños y no tan pendiente de mí, yo pensaba que así el salto al colegio le resultaría mas llevadero, aunque no lloró ningún día ni en una ocasión ni en la otra, yo notaba que si acusaba el cambio.
Me cogía de la mano siempre que salíamos a la calle hasta alrededor de los diez años, como es normal a partir de ahí mas o menos ya comenzó con amigas, aunque las salidas tardaron un poco mas, salvo a cumpleaños y alguna que otra fiestecilla.
Después ya vino el cambio rotundo en el que tú quedas relegada a un segundo término y la palabra que vale es la de las amigas. Resulta una etapa en la que no se pasa demasiado bien y en la que considero que no se debe de bajar la guardia y estar siempre alerta (eso siendo buenas niñas como eran), aún así lo que peor se lleva es el tema de horarios, en algunas ocasiones batallas campales por salirse con la suya. Aunque nosotros con casi dieciocho años aún nos íbamos a las tantas a por ella, ya que en nuestra ciudad no hay nada y todo el ocio está concentrado en la playa.
En cuanto a los estudios no tengo queja, ha sido bastante buena estudiante, pero hubiese podido hacer algo más de no haber querido siempre ir de soldado raso y no destacar en clase por timidez.
Pasados los años van viniendo una etapa tras la otra y a día de hoy me siento muy orgullosa de la mujer en que se ha convertido, responsable en casa, en su trabajo y en todo aquello que ha emprendido y se ha propuesto hacer, pendiente de nosotros, lo que siento es lo rápido que ha pasado el tiempo, pero la vida es así y sigue su curso.
Es la mejor recompensa que la vida me ha dado y no me arrepiento para nada de haber relegado trabajo (me incorporé cuando tenía nueve años), y algunas cosas mas por estar con ella en todo lo que ha correspondido, me gustaría que todas las madres sintieran lo que yo.
He de decir que a lo largo de estos años también me he equivocado en muchísimas ocasiones y que cada noche te dices a ti misma que mañana intentaré contenerme en esto o lo otro y no sirve, caes casi cada día en las mismas cosas. La madre de una  amiga nos decía tanto a ella como a mí, que eso era criar niños, aunque muchas veces te sientes fatal, pero nadie es perfecto, he cedido con ella un noventa por cien cada día, pero el otro diez consideraba que mi obligación era educarla lo mejor que pudiera.  Pienso que la mejor herencia que les podemos dejar a nuestros hijos, son unos buenos valores, estudios, e ir enseñándolos a ser autosuficientes en todo para poder hacer frente a esta vida que no es fácil para nadie.

12 comentarios:

  1. Concha con que sencillez y cariño has contado lo que llevas en el corazón y que tanto nos cuesta contar, a pesar de ser las cosas importantes que nos han pasado. Felicidades también desde mi corazón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Ana por tus palabras, cuento realmente lo que siento.
      Espero que con lo cerquita que estamos nos podamos conocer, me encantaría tienes que ser una persona estupenda.
      Deseo todo te este yendo bien.
      Un abrazo

      Eliminar
  2. Me ha atrapado tu relato, Concha, y es que está escrito con el corazón. Me alegra que tu hija sea para ti una fuente de felicidad y un apoyo constante.
    Estoy de acuerdo contigo en que la mejor herencia para un hijo es la cultural, así como la afectiva y una educación en valores, de esos de los que estamos tan necesitados en esta sociedad corrupta.
    Un grandísimo abrazo y es un placer permanecer a tu lado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Isabel por tus amables palabras y por seguir el blog.
      Un abrazo

      Eliminar
  3. Es muy tierno y bonito tu relato Concha..Ya lo que le falta a tu hija es hacerte abuela, se disfruta mas y se tienen menos responsabilidades. Un beso

    ResponderEliminar
  4. Ya me gustaría María Jesús ser abuela y poder disfrutar de ello, de momento no tienen prisa.
    Gracias por tu visita también por aquí.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Oi amiga, muito bonito seu relato amiga ! Bjs tenha uma semana abençoada.
    Inez

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siento Inez haber tardado tanto en responderte. Gracias por tu comentario y por seguir también este blog.

      Un abrazo

      Eliminar
  6. Lindas palavras, muita emoção, Concha.Filhos transformam nossas vidas.Uma gracinha de foto.
    Estou voltando a visitar os amigos aos poucos.
    Estava com minha netinha aqui no Brasil.
    Gracias por sua amável visita.Volte sempre.
    Abrazos com carinho.
    Lau

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes toda la razón Lau, los hijos cambian nuestras vidas para siempre.
      Me alegra que puedas disfrutar de tu nieta.
      Agradezco mucho tus palabras.
      Seguimos en contacto.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Hola, Concha. Te dejo aquí mi saludo pues no he querido hacerlo en la entrada que has puesto despidiéndote de esa persona tan querida. Seis años hará el 23 de noviembre que se fue mi madre. Y como tú dices, yo tampoco me lo creo. Por eso quise dejarte mi abrazo, las palabras sobran.

    En cuanto a lo de tu hija, pues se me había escapado esta entrada. Es todo muy bonito lo que has escrito y lleno de razón. Me alegro que hoy te sientas orgullosa por tu hija. Os deseo lo mejor a las dos.

    Un abrazo
    Conchi

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Conchi, agradezco que me hayas escrito estas palabras. A tu madre la tendras presente siempre, no pasa un día que no te acuerdes de ellos.
      Pienso que a ti te pasará algo parecido con tu hija, de lo cual me alegré mucho y os deseo también lo mejor.
      Un abrazo

      Eliminar