Desde hace montones de años nos han querido comer el coco con la suavidad, su esponjosidad y el buen olor de la ropa lavada y pasada por suavizantes. Yo desde hace mucho, mucho tiempo que me apeé del burro, ningún suavizante es fiel a su publicidad. Cansada de que las toallas (sobre todo) rasca y rasca decidí lavar solo con jabón de Marsella (no da ninguna alergia y en mi caso dejé de rascarme), en cuanto al suavizante lo sustituí por un chorro de vinagre en el cajetín del mismo y una cucharada de bicarbonato en el cajetín del jabón cuando se trata de ropa blanca y alguna de color (nunca he utilizado el bicarbonato para la ropa delicada y cotidiana) y además la lavadora queda impecable. El resultado fue una ropa suave natural y un olor a limpio que es de lo que se trata en realidad. El bicarbonato va genial porque ayuda a blanquear la ropa.
He de decir que no soy muy amante de muchos productos de limpieza, yo mi vinagre, mi jabón de los platos y mi vaporeta.
