Fue la gran deseada tanto por
nosotros como para familia y amigos. Uno de los motivos de que esto fuera así,
es que seis años antes había tenido otra
niña, tuve muchas complicaciones en el parto corríamos peligro las dos, pero
fue ella la que se fue y a mí también me hubiese podido tocar. Casi ya teníamos
el ánimo hecho de que me habían hecho cualquier trapería y no volvería a tener
más.
Las cosas no sabemos de que forma
suceden y fue fallecer el padre de mi marido y al poco tiempo esperaba a mi niña,
me daba igual una cosa que otra (aunque
en el fondo para ser sincera, si quería que fuera niña), pero ante todo que
estuviera bien y que todo saliera sin complicaciones.
No fue un embarazo muy bueno ya
que era inquieta ya antes de nacer y cuando pensábamos que más o menos todo iba
bien, estando ya de siete meses, mi marido tuvo un accidente, ella dio un
vuelco y ya no hubo manera de que se colocara, así que en su momento pero con
prisas una cesárea que me tocó. Lo dí todo por bien empleado ya que nació una
niña preciosa pues pesaba cuatro doscientos (vamos medio criada que se suele
decir), con un pelo largo y negro como el azabache, un verdadero regalo que la
vida nos daba.
Hasta los dos años fue más o
menos bastante tranquila (aunque cierto es que nos cambia la vida por
completo), se adaptó perfectamente a las comidas y en ese especto me dió poca
guerra. A partir de los dos años comenzó a levantarse a la misma hora que yo
(las siete de la mañana) y no me daba una cabezada en ningún momento del día
(solo en muy pocas ocasiones), por las noches antes me dormía yo a su lado
cansada de contarle cuentos y hacer todo aquello que se me ocurría para ver si
se dormía, ella caía pero ahí no quedaba todo, cada hora del reloj me llamaba,
hasta los cinco años siguió la misma tónica y la mamá para todo, no me la podía
dejar con nadie, ni con su padre sin que se quedara llorando como una descosida.
Esto me creó un poco de angustia, teniéndola tan pegada a mí no podía evitar en
mas de una ocasión pensar si me ocurría algo a mi en que situación iban a
quedar ellos dos.
Fué más adelantada en hablar que en
caminar, antes andaba con el triciclo (que veis en la foto) que soltarse
andando, entonces tenía un año.
La chichonera (algunos ni las
habréis visto ya que han quedado en desuso), la encontré por casualidad en una
cestería en Barcelona, no me pensé para nada el comprarla ya que en todas las
esquinas de los muebles tropezaba y era una manera de evitárselo, no me
protestó para nada e iba más chula que un ocho. Me dió muchos sustos como todos
los niños (aunque unos mas que otros), no era traviesa en hacer maldades, pero
si inquieta y muy receptiva a hacer preguntas y querer saber. Fuí su primera
maestra para muchas cosas y me da mucha pena que ahora se le dé mas valor a las
cosas materiales y se deje la crianza de
los niños en manos de terceras personas, aunque entiendo que en muchas
ocasiones es necesario el sueldo de los dos padres.
Sus primeros años fueron
especiales para mí, me lo pasaba genial con ella y me encantaba enseñarle
cosas, ver con la atención con la que me
escuchaba al contarle cuentos, dibujarle cosas etc. Me llenaba un montón
a pesar de todo el trabajo que suponía prestarle casi toda mi atención a lo
largo del día.
Hasta los tres años no decidimos
llevarla a la guardería, solo eran unas horas, lo hice mas que nada para que se
adaptara a estar con otros niños y no tan pendiente de mí, yo pensaba que así
el salto al colegio le resultaría mas llevadero, aunque no lloró ningún día ni
en una ocasión ni en la otra, yo notaba que si acusaba el cambio.
Me cogía de la mano siempre que
salíamos a la calle hasta alrededor de los diez años, como es normal a partir
de ahí mas o menos ya comenzó con amigas, aunque las salidas tardaron un poco
mas, salvo a cumpleaños y alguna que otra fiestecilla.
Después ya vino el cambio rotundo
en el que tú quedas relegada a un segundo término y la palabra que vale es la
de las amigas. Resulta una etapa en la que no se pasa demasiado bien y en la
que considero que no se debe de bajar la guardia y estar siempre alerta (eso
siendo buenas niñas como eran), aún así lo que peor se lleva es el tema de
horarios, en algunas ocasiones batallas campales por salirse con la suya.
Aunque nosotros con casi dieciocho años aún nos íbamos a las tantas a por ella,
ya que en nuestra ciudad no hay nada y todo el ocio está concentrado en la
playa.
En cuanto a los estudios no tengo
queja, ha sido bastante buena estudiante, pero hubiese podido hacer algo más de
no haber querido siempre ir de soldado raso y no destacar en clase por timidez.
Pasados los años van viniendo una
etapa tras la otra y a día de hoy me siento muy orgullosa de la mujer en que se
ha convertido, responsable en casa, en su trabajo y en todo aquello que ha
emprendido y se ha propuesto hacer, pendiente de nosotros, lo que siento es lo
rápido que ha pasado el tiempo, pero la vida es así y sigue su curso.
Es la mejor recompensa que la
vida me ha dado y no me arrepiento para nada de haber relegado trabajo (me
incorporé cuando tenía nueve años), y algunas cosas mas por estar con ella en
todo lo que ha correspondido, me gustaría que todas las madres sintieran lo que
yo.
He de decir que a lo largo de estos
años también me he equivocado en muchísimas ocasiones y que cada noche te dices
a ti misma que mañana intentaré contenerme en esto o lo otro y no sirve, caes
casi cada día en las mismas cosas. La madre de una amiga nos decía tanto a ella como a mí, que
eso era criar niños, aunque muchas veces te sientes fatal, pero nadie es perfecto,
he cedido con ella un noventa por cien cada día, pero el otro diez consideraba
que mi obligación era educarla lo mejor que pudiera. Pienso que la mejor herencia que les podemos
dejar a nuestros hijos, son unos buenos valores, estudios, e ir enseñándolos a
ser autosuficientes en todo para poder hacer frente a esta vida que no es fácil
para nadie.
Concha con que sencillez y cariño has contado lo que llevas en el corazón y que tanto nos cuesta contar, a pesar de ser las cosas importantes que nos han pasado. Felicidades también desde mi corazón.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana por tus palabras, cuento realmente lo que siento.
EliminarEspero que con lo cerquita que estamos nos podamos conocer, me encantaría tienes que ser una persona estupenda.
Deseo todo te este yendo bien.
Un abrazo
Me ha atrapado tu relato, Concha, y es que está escrito con el corazón. Me alegra que tu hija sea para ti una fuente de felicidad y un apoyo constante.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que la mejor herencia para un hijo es la cultural, así como la afectiva y una educación en valores, de esos de los que estamos tan necesitados en esta sociedad corrupta.
Un grandísimo abrazo y es un placer permanecer a tu lado.
Gracias Isabel por tus amables palabras y por seguir el blog.
EliminarUn abrazo
Es muy tierno y bonito tu relato Concha..Ya lo que le falta a tu hija es hacerte abuela, se disfruta mas y se tienen menos responsabilidades. Un beso
ResponderEliminarYa me gustaría María Jesús ser abuela y poder disfrutar de ello, de momento no tienen prisa.
ResponderEliminarGracias por tu visita también por aquí.
Un abrazo
Oi amiga, muito bonito seu relato amiga ! Bjs tenha uma semana abençoada.
ResponderEliminarInez
Siento Inez haber tardado tanto en responderte. Gracias por tu comentario y por seguir también este blog.
EliminarUn abrazo
Lindas palavras, muita emoção, Concha.Filhos transformam nossas vidas.Uma gracinha de foto.
ResponderEliminarEstou voltando a visitar os amigos aos poucos.
Estava com minha netinha aqui no Brasil.
Gracias por sua amável visita.Volte sempre.
Abrazos com carinho.
Lau
Tienes toda la razón Lau, los hijos cambian nuestras vidas para siempre.
EliminarMe alegra que puedas disfrutar de tu nieta.
Agradezco mucho tus palabras.
Seguimos en contacto.
Un abrazo.
Hola, Concha. Te dejo aquí mi saludo pues no he querido hacerlo en la entrada que has puesto despidiéndote de esa persona tan querida. Seis años hará el 23 de noviembre que se fue mi madre. Y como tú dices, yo tampoco me lo creo. Por eso quise dejarte mi abrazo, las palabras sobran.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de tu hija, pues se me había escapado esta entrada. Es todo muy bonito lo que has escrito y lleno de razón. Me alegro que hoy te sientas orgullosa por tu hija. Os deseo lo mejor a las dos.
Un abrazo
Conchi
Hola Conchi, agradezco que me hayas escrito estas palabras. A tu madre la tendras presente siempre, no pasa un día que no te acuerdes de ellos.
EliminarPienso que a ti te pasará algo parecido con tu hija, de lo cual me alegré mucho y os deseo también lo mejor.
Un abrazo