Siento la necesidad de compartir una
de mis últimas experiencias, pienso que
las experiencias de uno siempre pueden ayudar a otros. Diré que
hacía más de cuatro años que me quejaba de que no podía tragar, en repetidas
ocasiones le comenté el tema a mi médico de cabecera, siempre obtenía la misma
respuesta “yo no te veo nada”, yo seguía en las mismas y además comencé a
atragantarme por nada, todo me daba tos y el tiempo pasaba. En 2015 tuve un accidente casero (me di un
golpe fuerte en la cabeza, esto queda para otra entrada) al hacerme una
resonancia se dieron cuenta de que en la tiroides tenía unos modulitos, no
hicieron demasiado caso y yo seguía en las mismas, sin poder tragar bien y
atragantándome. Diré que había comenzado desde antes del accidente a perder
mucho peso sin motivo aparente. He de decir que desde hacía unos 20 años se me
había detectado un hiperparatiroidismo el cual tenía controlado y vigilado por
cirugía, en el control de 2017 y con solo una analítica en la mano ya que la
segunda prueba que siempre se me hacía no se había podido realizar sin apenas
pensarlo me mandó enseguida al endocrino. Tuve mucha suerte con el médico que
topé, se tomó mucho interés por mi caso y me explicó enseguida como estaba el
tema, no tenía otra solución que pasar por quirófano, era si o si. Enseguida se puso la maquinaria en marcha primero con dos pruebas muy concluyentes y enseguida
remitiéndome a cirugía del hospital de Gandía (mi ciudad), me dieron cita
enseguida y me atendió el jefe de cirugía me habló muy claro (cosa que
agradecí) y me dijo que habían consultado todos en cirugía y que habían
acordado no hacerlo allí y me remitían al Hospital Clínico de Valencia. Las
cosas se habían complicado y era mucho más lo que tenía por dentro que lo que
se evidenciaba por fuera y tenía que intervenir cirugía de tórax. Desde octubre
a Marzo todo creció desmesuradamente se
hizo un bocio gigante y como ya he dicho antes mas por dentro que por fuera lo
cual me estaba ahogando y los tres últimos meses antes de la intervención lo
pase muy mal ya que cada vez me ahogaba mas, la única solución de mi médico de
cabecera fue que si dormía sentada no me ahogaría, se me quedó decirle que si
lo hacía de pie aún menos, después de todas las pifias que me metió (esto no
fue lo único en que se equivocó) he de decir que a renglón seguido de la
intervención y sin mediar palabra me di de baja de dicha doctora. Del Hospital
Clínico me llamaron enseguida y el mismo día que me hacían las últimas pruebas
para la intervención y ya me quede ingresada, esto era el miércoles 28 de marzo
del 2018, estaba muy tranquila incluso me quisieron dar algo para sedarme y les
dije a las ATS que si no era preciso que no quería nada, dicha tranquilidad es debido
a que como conozco quirófanos y sabía bien lo que me iban a hacer no me daba
ningún miedo (el no tener miedo a los quirófanos queda para otra entrada), se quedaron un poco extrañados de mi
tranquilidad pero como no tenía otra alternativa y tenía que pasar por mí pues…..
al toro. Suelo reaccionar ante la
adversidad con el mayor optimismo posible siempre. He de decir que todo salió
bien y aunque me sentía muy mal y el cuello me dolia a rabiar no perdí en
ningún momento el ánimo. Me intervinieron
al día siguiente del ingreso, diré que todo fue bien, me dieron el alta
el sábado pero el médico que me la dió que no fue el que me operó si no su
ayudante, se tenía que haber fiado de lo que le decía de que se me agarrotaban
un poco los dedos de las manos (de esto el día anterior el me advirtió de que
si me pasaba tenía que avisar enseguida) se acogió a que los parámetros de la analítica estaban
bastante bien y me dió el alta , cometió un segundo error y es que me dió la
medicación para que me lo prepararan en la farmacia y con las fiestas estuve dos
días sin tomar la pastilla más vital para mí de ahí que el lunes amaneciera
fatal sin saber que me pasaba sin poder estar en ninguna posición ni sentada ni
acostada ya que estas eran las dos únicas posiciones en las que podía estar y
de vez en cuando algún paseíto por casa, tenía que estar 15 días sin mover la
cabeza para nada (bajo ningún concepto) ya que no me dieron puntos llevaba como
una especie de loctite, en la cama parecía que no me tocaban ni las sábanas,
por la tarde comenzaron a agarrotarse algo mas los dedos y también la boca,
menos mal que le consulté a un amigo médico lo que me estaba ocurriendo y sin
asustarme me dijo que inmediatamente fuera al Hospital de Gandía y si ellos creían
conveniente ya me mandarían en ambulancia a Valencia. Le hice caso e
inmediatamente salimos para el Hospital, si decidimos irnos a Valencia no
hubiese llegado ni al pueblo más próximo, tuve el tiempo justo de que mi marido
me sentara en una silla de ruedas y sin esperar mi turno me introdujo en una
sala de reconocimiento, comencé a
agarrotarme toda, me ahogaba ya no sé ni cómo me pudieron poner la vía, me vi
enseguida rodeada de mucha gente joven entre médicos y ATS (ninguno lo había
visto nunca), actuaron con mucha celeridad
me metieron enseguida en vigilancia intensiva, les costó un poco pero al
final me estabilizaron, diré que fueron bastantes horas las que pasaron hasta
que decidieron subirme a planta, no perdí la conciencia del todo pero estaba
completamente paralizada y agarrotada de pies a cabeza, pensé que las manos
nunca más las podría utilizar, diagnóstico -una hipocalcemia grave-. Cuando me dieron el alta me fui tranquila a
casa “entre comillas” ya que comencé a tener bajones de calcio y durante los
primeros meses sobre todo cada semana tenía visita a urgencias ya que aparecían
las parestesias que había que tener muy controladas, me hacían la consabida
analítica y me ponían un gotero, aún me da algunos sustos pero esto ya no es
nada solo es que de vez en cuando baja un poquito y aunque no es para ponerme
ningún gotero mi cuerpo lo acusa y hay que vigilarlo después de lo ocurrido.
Después de mi experiencia me gustaría
hacer un llamamiento a los médicos de cabecera -les diría que no se vayan por
lo fácil cuando les llegue una persona con sobrepeso o como en mi caso con
pérdida de peso notable que no se queden en el primer caso en que hay que ponerse
a dieta y en el segundo que se puede permitir comer de todo, como se me dijo a mí.
También cuando vean a un apersona con ansiedad deberían de profundizar un poco
más, yo he vivido durante muchos años (demasiados) inmersa en la ansiedad y el
estrés, no sabía porque ya que no tenía motivos para ello. No hay estudios
realizados al respecto pero hablaré por mí, desde que me han intervenido vivo
en la tranquilidad, sin estrés ni ansiedad haciendo todo sin prisa pero sin
pausa, además estaba sembrada de dolores musculares los cuales muchos han
desaparecido también.
Hoy se cumple un año de la
intervención, no ha sido fácil pero doy gracias
a Dios de que después de todo lo pasado estoy bien.
Quiero agradecer a todos aquellos
médicos tanto en el hospital de Gandía como en el Hospital Clínico de Valencia
su profesionalidad, amabilidad y su interés por mí y mi caso. No quiero dejarme a los ATS de ambos hospitales.
La fotografía que encabeza la entrada
es de cómo me ha quedado la cicatriz (las primera no las pongo por ni herir la
sensibilidad de nadie), el proceso del pegamento fue largo, aparatoso y molesto
pero dió muy buen resultado, también creo que habrá jugado la suerte.
Hasta ahora no había podido escribir
sobre ello.
Una experiencia muy fuerte, Concha. Afortunadamente, todo salió bien y hay que dar gracias por ello, pero da coraje pensar que nos tropezamos con profesionales que no lo son tanto y no podemos hacer nada más que confiar en la Providencia para salir airosos. La cicatriz apenas se nota y en todo caso, es lo de menos. La salud es lo que de verdad importa. Abrazos
ResponderEliminarGracias Ligia por tus confortantes palabras. Realmente la cicatriz es lo que menos me ha importado siempre (como bien dices), el que estoy bien es lo esencial y dando gracias cada día por ello.
ResponderEliminarUn abrazo.