A esta fotografía le tengo un cariño especial ya que en ese tiempo mi madre aún me podía llevar al colegio. Es una foto que estoy segura que muchos de los que la veáis os traerá algún recuerdo ya que en aquella época se solían hacer en casi todos los colegios.
En esta foto debería yo tener unos tres años, pero me acuerdo como si fuera ahora, era muy inquieta y algo trastillo y os voy a contar un par de sustos que a mi pobre madre le dí en una ocasión en el patio del colegio recogí un hueso de aceituna y ni corta ni perezosa me lo metí en la nariz, recuerdo que me lo saqué y si no tuve bastante con esta experiencia pues me lo volví a colocar y en esta ocasión ya no me lo pude sacar. Cuando mi madre vino a por mi me tuvo que llevar al médico y os aseguro que recuerdo hasta el sillón en que me sentó para con unas pinzas poderlo sacar.
Lo segundo que también fue más o menos por esa época fue meter los dos dedos meñiques en un enchufe de los antiguos que habían por aquel entonces y menos mal que mi madre estaba detrás de mí y me dio un tirón, y que la corriente entonces también era mas baja, sino allí me quedo. El pelo rizado no es de entonces, que eso viene de familia, tanto mi padre como mi madre lo tenían rizado y cosa curiosa mi hermano que es un calco de mi padre lo tiene completamente liso, bueno ya el que le queda ahora.
Lo que voy a compartir con vosotros ni es tan anecdótico ni agradable, pero ahí está y lo estará siempre y es que no sé a quien se le ocurrió la brillante idea de que dos niños, yo con cuatro años y mi hermano con dos, viéramos a nuestra madre en su velatorio, imagen que tenían que haber pensado que no se nos iva a borrar nunca (aunque la vida sigue, y es bien cierto), lo mas curioso y no lo habíamos hablado nunca es que mi hermano se acuerde de toda la estancia y de las personas que allí se encontraban tan claramente como yo. Quiero pensar que en estos tiempos a nadie se le ocurriría. Siempre he tenido la sensación de su protección.
Hola Concha, hay empìezo a leer este blog.
ResponderEliminarYa me acuerdo de aquellos enchufes redondos y con los agujeros que cabían los dedos.
Yo de pequeña también había estado en velatorios y había visto personas de cuerpo presente.
Fue una pena que perdiareis a vuestra madre, tan pequeñitos.
Una abraçada, Montserrat
Recibe un abrazo
Gracias Montserrat por todo tu cariño en este comentario.
ResponderEliminarUn abrazo
Concha, por fin pasé por este nuevo espacio tuyo y te dejo mi comentario.
ResponderEliminarMe gustan las tres entradas que tienes, pero esta especialmente me ha llegado hondo.
Las que hemos pasado ya de los cincuenta tenemos vivencias muy parecidas y nuestros recuerdos nos llevan a aquellos tiempos de nuestra niñez.
Siento mucho que perdiérais a vuestra madre tan pronto, demasiado pronto, y también a vuestro padre. La vida es muy injusta a veces.
Amiga, espero que ahora puedas disfrutarla rodeada de seres queridos. Te lo mereces.
Un abrazo
Conchi
Gracias Conchi por visitar mi nuevo blog y dejar un comentario tan entrañable.
ResponderEliminarSi tenemos muchas vivencias que compartir, ya nos iremos contando.
Por suerte la vida misma va equilibrando la balanza y ahora te aseguro que es un buen momento de mi vida y doy gracias a Dios todos los días por ello.
Un fuerte abrazo
No me había dado cuenta Conchi, de que sigues este blog también, te doy las gracias por ello.
ResponderEliminarOtro abrazo, no hacen nunca de sobra ¿verdad?.
Me he estremecido y emocionado al escuchar tu relato. Me ha recordado mi infancia, ami también se me murió mi madre con cuatro años y mi hermano tenia dos, a nosotros tanbien nos llevaron a la habitación donde estaba mi madre, para darle el ultimo besito, mi hermano se lo dio pero yo me agerre al pie de la cama y me puse a llorar y no consiguieron que me soltara, no se si era miedo o rebeldía no lo se pero me acuerdo como si fuera hoy.
ResponderEliminarNo se como te iría a ti a partir de entonces, pero nosotros fuimos en una gran casa llena de familia, los niños de nadie.
Siento aberte emocionado Mª Jesús, veo que en cierta manera hemos tenido vidas un tanto paralelas. Por correo electrónico ya nos comunicaremos algún día.
ResponderEliminarUn abrazo