viernes, 28 de marzo de 2025

TAMBORES


 

Pienso que desde que el mundo es mundo, el ser humano en una buena parte ha andado guerreando por unas cosas u otras, generalmente por poder, por tener, por maldad, etc. Desde que yo recuerdo la palabra guerra siempre me ha causado una repulsa y desazón indescriptible, jamás entenderé lo que unos son capaces hacer a otros por lo mencionado antes. Vivimos tiempos convulsos, con incertidumbre, sí, pero con esperanza de que la barbarie y la maldad como se ha demostrado a lo largo de la historia no triunfe, no siga adelante. Lo que no entenderé nunca es que la inmensa mayoría de las personas el miedo se apodere de ellos y que su miedo no les deje ver el bosque y no lleguen a entender la manipulación que hay al respecto de tantas cosas, luego están los que tampoco entiendo que por unas migajas se convierten en palmeros. Donde han quedado todos los que cuando se movió la guerra de Irak salían con él no la guerra, que ha sido de sus gritos, callados están y cuando uno calla es que otorga por un plato de lentejas mal cocinadas, por unas siglas vendidos.

Yo tomé conciencia de la palabra guerra tendría unos 8, 10 años cuando recuerdo que en el colegio, aunque no sabía bien lo que en ese momento sucedía en el mundo, se nos decía que posiblemente entráramos en una guerra.  A día de hoy pienso que pudiera ser cuando el conflicto que se creó entre los EEUU y Cuba que tuvieron sus dires y diretes con Rusia de por medio y el presidente Kennedy no quería entrar en un conflicto con Rusia. A partir de ahí siempre he sabido de guerras en muchas partes del mundo, guerras que a día de hoy estoy más que convencida que han sido inducidas y provocadas por intereses de unos pocos y a éstos, el resto de la humanidad les importamos un carajo y solo miran sus intereses, aunque siempre nos disfrazan todo con el lema de que es por nuestro bien.

Recuerdo cuando era pequeña teníamos la costumbre de ir los domingos tanto en invierno como en verano al cine, mi abuela, mi padre, mi hermano y yo junto a un hermano de mi padre su mujer y mis dos primas, siempre le preguntaba a mi padre que tipo de película era y cuando intuía que era de guerra siempre le decía que no quería ir que ojalá el armamento se convirtiere en chocolate y los niños del mundo pudieran disfrutar de ello, mi padre se reía y con razón porque no tardé mucho en comprender la maldad de las guerras, los intereses que las provocaban y que se seguiría guerreando.

A día de hoy con la sociedad tan infantilizada como hay en una buena parte no quiero ni imaginarme si consintiéramos una guerra, la matanza sería llevar a la gente al más auténtico matadero, una verdadera carnicería y realmente la inmensa mayoría de la sociedad está dispuesta a mandar a sus hijos sin distinción de sexos a defender lo indefendible, pregunto, creo que hay que reflexionar y mucho, creemos que hemos evolucionado mucho pero de seguir así lo que haremos es retroceder hasta puntos insospechados, mucha tecnología pero…

No hay comentarios:

Publicar un comentario