
No puedo
tener demasiados recuerdos ya que mi madre murió con tan solo treinta y seis
años, yo tenía cuatro años dejándonos a
mi padre, a mí y un hermano dos años menor que yo. Tengo muy pocos recuerdos de
ella… esa es la verdad pero los que tengo son imágenes con toda claridad. He
sido siempre muy mala comedora y recuerdo su cuarto de costura (era modista)
con una mesa camilla en el centro dando vueltas alrededor con el pan en la mano, yo correteando delante
y ella detrás de mí intentando que comiera. En la casa donde vivíamos había un patio jardín enorme y ese día aunque llovía
hacía buen estar y me sacó fuera ya que había una techumbre bastante grande, menos
mal que ella que no me perdía de vista (eso me contaban sus amigas ya de mayor)
y estaba siempre al quite me pudo agarrar y meterme para dentro ya que una
rata mojada y medio decrépita me plantó cara. Esto me ha marcado hasta ahora,
aunque vea un ratón y se haya ido para allá hay algo que me supera y puedo
empezar a dar saltos, no es broma no. En una ocasión vimos una en la calle no
hace demasiados años, iba con una cuñada mía y no se creía la reacción que
tuve. Otro recuerdo es que como por lo visto era un poco trastillo metí los dos dedos meñiques en un enchufe de los de
baquelita de la época y como siempre ella al quite, recuerdo perfectamente que
era en la habitación de mis tíos. Recuerdo también como me llevaba de su mano
al colegio y que en una ocasión (otra vez el trastillo en marcha), me puse en
el patio del colegio un hueso de aceituna en un orificio de la nariz y recuerdo
perfectamente que me lo saqué pero a renglón seguido me lo volví a meter y ya
no lo pude sacar, vino mi madre a recogerme y me llevó al médico, éste me sentó en un
sillón grandote de la época y con unas pinzas lo sacó. No recuerdo que
me regañara, ni yo estar asustada, reaccionó con todo el cariño del que era capaz y puede que eso me diera la tranquilidad.
Mi último recuerdo no es muy agradable pero ahí está, me llevaron a su
velatorio con cuatro años y no digamos la edad de mi hermano, a día de hoy casi
pondría la mano en el fuego de quien fue la idea, de mi padre no desde luego,
estaba demasiado abatido y afectado ni siquiera para pensar, he de decir que
tan solo le sobrevivió doce años, siempre he pensado que nunca superó quedarse
sin ella.
A pesar de
no tenerla siempre he sentido que estaba en cada momento de mi vida de alguna manera
presente, guiándome y ayudándome en cada momento ya que a lo largo de una vida
no todo ha sido de color de rosa, hay muchos momentos buenos y buenísimos
pero…los hay agridulces también con los que tienes que lidiar, la he echado de
menos siempre, la hecho y la echaré. Lo que digo que siempre ha estado ahí es bien
cierto, casualidad o no mi hija nació el mismo día y mes que ella, veinticuatro
de marzo, se presentaba complicado pero creo que estaba ahí al quite.
Cuando volví
a vivir al barrio en que nací
veintitantos años después tuve una satisfacción muy grande y es que no tan solo
algunas personas me reconocieron por el hecho de parecerme mucho a ella si no que pude comprobar que la recordaban con cariño, también guardaban un buen recuerdo de mi padre y
de cómo eran como pareja, me contaban cosas y se notaba el aprecio que tenían
por ellos y el que han tenido desde entonces para conmigo. Había un horno en la calle donde comencé a comprar el pan y su
propietaria me contaba lo cocinera que era y me comentaba sobre un bonito a la Vizcaína
que preparaba y se lo llevaba al horno a cocer; también que hacía unos
camisones con punto nido de abeja que eran un primor, yo heredé alguna de sus
aficiones la costura sobre todo, las labores y la pasión por la cocina.
Sé cosas
porque sus amigas y sus primos me han hablado mucho de ella, mi padre hablaba
menos de ella aunque no canceló nunca ninguna celebración a pesar de su
ausencia, pienso que como él hizo de padre y madre no quiso que nos sintiéramos
peor por ello, aun sin mencionarla de algún modo siempre estaba presente.
Que mi vida
hubiese sido diferente estando ella, no me cabe la menor duda, ya que estar en
medio de dos familias que no se podían ver y siempre estaban como el perro y el
gato es duro.