viernes, 30 de octubre de 2020

LAS MASCARILLAS


 

Yo también fui de las que en su momento hice mascarillas a pesar de que nos decían que no servían de nada, que no nos hacían falta. Desde hacía al menos dos meses antes ya no había mascarillas en ningún sitio, lo sé bien ya que como persona alérgica que soy para algunas tareas de casa las necesito, se me acabaron y ya no pude conseguirlas. Utilicé los materiales de que disponía para hacerlas, quien me iba a decir a mí que retazos de sabanas de esas de algodón de las de antes para mi dote los utilizaría para tal menester, las gomas las que tenía negras, pues negras.

Yo no salí para nada durante todo el confinamiento ya que por ser personas de riesgo se decidió  que el que tuviera más dotes de cuidador debería de quedarse en casa como más protegido, el primer día que salí, entre el miedo y la mascarilla confieso que lo pase fatal, nos decían que no eran necesarias pero teniéndolas decidimos utilizarlas, pensamos que toda precaución era poca dado lo que había ocurrido. Pues bien comencé a tener llagas en la boca y ya comenzaron que si eran obligatorias y demás, como tenía miedo consentí  llegar a un punto en el que estaba fatal de la boca, sin salir a penas de casa más que lo justo por no tener que ponérmela.  Nuestra hija se encuentra viviendo en Cerdeña lo cual significaba que hacía muchos, pero muchos meses que no nos habíamos visto  y ante la imposibilidad de que ellos no podían venir pese a todo lo que se decía, en cuanto que hubo vuelos nos tiramos a la piscina a pesar de estar viendo que tenía poca agua, fue nuestra mejor decisión en mucho tiempo. Nada más llegar se tuvo que ir  a la farmacia que me dieran lo mismo que empecé a tomar aquí que no me lo pude llevar en el avión,  el viaje supuso bastantes horas ya que primero tren, luego metro, después el rato de aeropuerto, el avión y hasta salir del aeropuerto de Cagliari que vimos la libertad de podernos quitar la mascarilla, así que llegué bastante perjudicada ya que retrocedí  bastante. Como tuvimos la suerte de que allí para ir por la calle no era obligatoria  solo para entrar a los establecimientos, lo de llevarla para solo entrar en supermercados y demás negocios había sido desde que todo comenzó, por mucho que estuvieran confinados y solo podía salir una de las personas de la familia a la que se le había hecho un documento,  si no llevabas mascarilla no podías acceder a ningún comercio de alimentación. Llegamos ya con la campaña de verano comenzada, la gente de allí (eso sí con todas las precauciones de que había que entra a todos los sitios con mascarilla, tu gel al entrar y guardando distancias), decidió que si tenía pánico cuando cerraran al final del verano de que comían, muy correcto todo y en las playas no tenía que decir nadie usted se pone la sombrilla aquí o allá, se llegaba y uno mismo sabía muy bien lo que debía de hacer, en las playas pequeñas no se dejaba entrar más coches cuando comprendían que el aforo podía estar completo. Después de lo vivido y el estar tanto tiempo recluida la sensación de libertad fue completa a pesar de las restricciones. Lo curioso es que la mascarilla si era obligatoria por la calle a partir de las 18 horas hasta las seis de la mañana,  nos fue justo el venirnos (después de una buena temporada, me siento una privilegiada por haberlo podido hacer) para que cambiaran las normas, la suerte de aquella zona es que al ser una zona de bastante turismo en octubre ya se cierra todo menos panaderías y algún supermercado.

Me he desviado un poco del tema mascarillas pero para llegar a la conclusión que llegue pienso que debía contarlo.

A los pocos días de estar allí la boca normal y durante toda nuestra estancia genial. Llegó el día de regresar y más de lo mismo hasta llegar a casa, lo que esta vez en vez de un aeropuerto tuvimos que pisar tres para poder regresar, a pesar de que allí salvo dentro de los aeropuertos, pudimos estar parte del día sin la mascarilla, cuando ya aterrizamos en esta normalidad, nos cayó el mundo a los pies, entre el día del vuelo y que comencé a salir esta vez mucho mas ya que allí llegué a la conclusión que se le debe de tener  a esto el máximo respeto, el máximo cuidado pero no el pánico que comencé a ver en las personas embozadas con la mascarilla sin que  a alguna se les pueda ver los ojos apenas, comencé de nuevo con la boca y he tomado la decisión mientras voy por una calle que no pasa absolutamente nadie me la bajo y respiro, cuando me voy  a cruzar con alguien en algún sito que no lo puedo evitar, me la subo y desde que hago esto no mas llagas (ya que no soy estúpida), con ello pienso que no le hago daño a nadie ya que actuo con absoluto respeto, lo hago por salud, no estoy dispuesta a no poder comer. La gente aun en la distancia me mira raro pero yo no miro a nadie y voy  a lo mío, pienso que es más honrado  esto que fingir que vas fumando. De momento nadie se ha metido conmigo pero nunca se sabe tal y como están las cosas y que eso de que íbamos  a salir más guapos, más altos, más solidarios y más de todo, no es cierto, aunque sea esto una minoría, por regla general hay respeto.

 

2 comentarios:

  1. Qué lamentable situación, amiga mía. Un fuerte abrazo 🧡

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    1. La relidad es como tu dices, lamentable total.
      Gracias querida amiga por comentar.
      Un fuerte abrazo.

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