Querida amiga hermana, aunque me siga pareciendo que fué
ayer, hoy hace seis años que te fuiste, siento aún mucha tristeza por lo rápido
que sucedió y lo joven que aún eras.
Siempre te consideré mas que una amiga ya que con cuatro años
(cuando mi madre falto), me pegué a tus faldas y ahí continué siempre. Fuiste
para mí una hermana mayor y estuviste a mi lado siempre, en lo bueno y en lo no
tanto. Cuando nació mi hija ahí estabas tú dando ánimos e incluso me pusieron
tu sangre. En este momento se me agolpan un montón de recuerdos que
permanecerán en mi mente para siempre.
A día de hoy aún llevo la punzada de que solo en todo el
tiempo que duró tu enfermedad, te pude ver una vez, estabas radiante y con tu
sonrisa de siempre, entonces pensé que con lo valiente y fuerte que eras lo tenías
superado y podrías con ello. No pudo ser y fuiste a peor sin querer que yo te
viera de nuevo, ni hacerte un rato de compañía, sé que lo hiciste por mí, no
querías que te viera sufrir y siempre me dabas excusas, aunque sabías que yo si
quería estar contigo. Te llevaré siempre en mi pensamiento y mi corazón.
Eres recordada por muchas personas, ya que sembraste el bien
y estuviste siempre muy involucrada, allá donde hicieras falta.
También estuviste siempre muy orgullosa de tu familia, lo
que siento es que no pudieras pasar mas tiempo con tu preciosa nieta, a la que
adorabas.
Llevo mucho tiempo queriendo hacer esto, pero me costaba
despedirme de tí. Aunque pienso que no es una despedida del todo, ya que dicen que
mientras exista una persona que te recuerde siempre estarás ahí. Estés donde
estés, sé que siempre me seguirás protegiendo.
No puedo desde este humilde espacio pasar sin poner unas
palabras sobre tus padres, que fueron unos segundos padres para mí. Se y así me
lo demostraron siempre lo mucho que me querían, tanto como yo a ellos, siempre
estuvieron ahí para lo que me hiciera falta, siempre los recordaré con mucho
cariño.